Micenas

La civilización micénica es una civilización prehelénica del Heládico reciente (final de la Edad del Bronce). Obtiene su nombre de la villa de Micenas, situada en el Peloponeso. Esta civilización fue descubierta a finales del siglo XIX por Heinrich Schliemann quien hizo excavaciones en Micenas (1874) y Tirinto (1886). Schliemann cree haber encontrado el mundo descrito por las epopeyas de Homero, la Ilíada y la Odisea. En una tumba micénica descubre una máscara que denomina «máscara de Agamenón». Igualmente se bautiza como «palacio de Néstor» un palacio excavado en Pilos. Habrá que esperar a los estudios de Arthur Evans, de comienzos del siglo XX, para que el mundo micénico adquiera una autonomía propia con respecto a la civilización minoica, que la precede cronológicamente.



 

La organización económica de los reinos micénicos conocida por los textos parece ser bipolar: un grupo trabaja en la órbita del palacio, mientras que un segundo grupo parece que trabaja por su propia cuenta. Esto se refleja en la organización social vista más arriba. pero naada impide que las personas que trabajan para el palacio no puedan tener paralelamente sus propios asuntos personales.

La organización del trabajo artesanal es conocida sobre todo en relación a los palacios. Los archivos de Pilos muestran un trabajo especializado: cada obrero pertenece a una categoría precisa y dispone de un lugar específico en las etapas de producción, especialmente en la textil.



El comercio está curiosamente ausente de las fuentes escritas. Así, una vez que el aceite perfumado de Pilos se almacena en pequeñas jarras, se ignora qué ocurre con él. Grandes ánforas con señales de haber contenido el aceite han sido encontradas en Tebas, en Beocia. Tienen inscripciones en lineal B indicando como origen la Creta occidental. Sin embargo, las tablillas cretenses no revelan ni una palabra sobre la exportación de aceite.

El hecho religioso es bastante difícil de identificar en la civilización micénica, en particular cuando se trata de yacimientos arqueológicos, donde resulta complicado identificar con seguridad un lugar de culto. En cuanto a los textos, sólo las listas de ofrendas dan los nombres de los dioses, pero no nos enseñan naada sobre las prácticas religiosas.

Los yacimientos micénicos muestran diferentes tipos de residencias. Las más pequeñas son de forma cuadrangular y miden entre 5 y 20 metros de lado. En ellas residen las capas más bajjas de la población. Pueden estar compuestas por una o más salas. Este último caso es más extendido en épocas más recientes.



Los palacios micénicos tienen sus más bellos ejemplos en los excavados en Micenas, Tirinto y Pilos. Son los centros de la administración de los estados micénicos, como lo han demostrado los archivos encontrados. Desde el punto de vista arquitectónico, son los herederos de los palacios minoicos, pero también de otras grandes residencias de la Grecia continental del período Heládico medio.

Elementos militares han sido encontrados entre los tesoros del periodo micénico. El hallazgo más impresionante es el de la armadura de Dendra, el equipamiento completo de un guerrero. La coraza que lleva está compuesta de placas de bronce cosidas sobre un vestido de cuero. El peso de la armadura debía impedir la movilidad del guerrero, por lo que se creía que se trataba de un combatiente sobre carro. Sin embargo diferentes experimentos han demostrado que también se podía usar de pie.

El fin de la civilización micénica presenta una serie de problemas que no han sido resueltos todavía, tanto desde el punto de vista cronológico como de interpretación de los hechos.